sábado, 28 de febrero de 2009

La tradición - التقليد

at-taqlīd. En todo pueblo que se precie de tal nombre, sus habitantes deben tener motes. El panadero puede ser El Mixtos; el cura, El Gatuno; y el boticario, El Sepias. El origen de estos apodos se pierde en la Historia, pero suelen hacer referencia a alguna anécdota acaecida a un antepasado del portador del mote. Como sabemos de sobra, nihil sub sole novum: los romanos utilizaban estos motes como apellidos. Hoy os voy a hablar, muy brevemente y como excusa, de un romano al que llamaban El Garbanzos, que eso es lo que significa Cicerón.

Durante varios siglos, los romanos se preciaron de ser una República, un pueblo sin rey, una sociedad donde la ley estaba por encima de los individuos; pero, cada cierto tiempo, se vieron obligados a enfrentarse a un ciudadano romano que intentaba acaparar el poder y nombrarse dictador perpetuo, o sea, rey.

En el año 63 a. de C., un buen hombre llamado Marco Tulio Cicerón, a la sazón cónsul de la República romana (o sea, uno de los dos presidentes de Roma), se enteró de que otro miembro del Senado, de nombre Catilina, pretendía matarlo y hacerse con el poder. Con Catilina delante, Cicerón pronunció en el Senado un discurso dándole en el hocico. La primera frase fue Quo usque tandem abutere, Catilina, patientia nostra?, que significa Catilina, te haces cansino, ¿no sabes? Un poco más adelante en el discurso, con Catilina levantándose y huyendo del Senado entre abucheos, Cicerón, ya indignado, gritó O tempora! O mores!, demostrando una vez más que los humanos siempre piensan que cualquier tiempo pasado fue mejor y que, en todos y cada uno de los momentos de la Historia, siempre han pensado que las costumbres honorables del pasado se habían perdido.


Todo esto me lleva a deciros que, efectivamente, amigos, las boni mores nunca deben perderse. Por eso os anuncio solemnemente que he decidido continuar disfrazándome una y otra vez con el mismo atuendo de Chico Disco, a pesar de las críticas. Al que no le guste, que no mire. He dicho.

2004 - Murcia

Luchando contra Pocholo

2006

Con La del Río

2007

Dejándome adorar por las murcianas

2008 - Águilas

Homenaje a Máikol Jackson

2009 - S/C de Tenerife

Nuevas adoradoras

miércoles, 4 de febrero de 2009

El diccionario - القاموس

al-qāmūs. Todo tiene su porqué, amigos. Cuando uno tarda mucho en actualizar su blog, por poner un ejemplo cercano, suele deberse a que te ponen en la cabeza una peluca rosa de payaso y te secuestran para acudir a una despedida de soltero en Granada. Se han dado casos, vamos.

Os voy a dar otro ejemplo para ilustrar que las cosas no pasan porque sí, que todo ocurre por una razón. Consideremos el siguiente diálogo:

     —Tengo que ir al pograma y ando fustrao. Acho, y qué jambre trayo, Jeromina, me comía hasta un murciégalo. ¿Ties cocretas?
     —Ay, el probetico, cómo viene. Ponnó, Grabié, cocretas no me quean, pero si quies unas almóndigas


De esta conversación podemos deducir varias cosas: en primer lugar, que la Jeromina es muy buena mujer y no quiere que el Grabié pase hambre; y después, que la metátesis aparece como fenómeno previo a la elocución, cuando el hablante ordena inconscientemente lo que va a decir, y va y lo dice como le suena más natural en su idioma. ¿Por qué hablan así? Respuesta: por un fenómeno lingüístico muy común llamado metátesis. Grabié dirá cocreta y nos reiremos de él, pero con cocodrilo pasó exactamente lo mismo en el s. XIII: se tomó del lat. crocodīlus, y éste del gr. krokódeilos (cfr. ingl. crocodile); pero no cuajó crocodilo. ¿Por qué? Por la metátesis, por lo mismo que nos cuesta decir tres tristes tigres.



Hay muchos ejemplos de metátesis que han quedado fijas en el idioma, aunque en su día fueran criticadas por quienes sabían latín. Ahí van unos ejemplos de palabras de uso corriente:
olvidar
Del lat. vg. *OBLĪTARE, formado con el part. OBLĪTUS del clásico OBLIVISCI íd.
Cfr.: cat. oblidar, fr. oublier, ingl. obliterate.
milagro
Antes miraglo y miraclo. Del lat. mīracŭlum 'hecho admirable', deriv. de mirari 'asombrarse', de donde también proviene el cast. mirar.
Cfr.: ingl., cat. y fr. miracle, it. miracolo.
alimaña
Del lat. animalǐa, plural de anǐmal 'bestia'.
murciélago
Metátesis de murciégalo, que es ampliación de mur ciego, propte. 'ratón ciego', del lat. MŪS, MŪRIS 'ratón'. Por cierto, que de murciélago es abreviación el jergal murcio 'ladrón', de 1609, a quien se le dio este nombre por actuar de noche, y ésos eran los murcianos y gentes de mal vivir a los que Carlos III prohibió portar la bandera española; que algunos serían de Murcia, no digo yo que no, pero cada cosa en su sitio.
regaliz
Antes, regaliza. Por metátesis, del lat. tardío LĬQUĬRĬTĬA, que es deformación del gr. glykýrrhiza (glykýs 'dulce' y rhíza 'raíz').
Cfr.: ingl. liquorice, it. liquirizia, al. Lakritze; pero fr. réglisse.
Y muchas más, válidas: peligro (perīcŭlum), entregar (integrare), fragante (fragrans, -tis), propio (prŏprǐus), espalda (spatŭla), quebrar (crěpare), viuda (vǐdŭa); o no válidas: *dentrífico, *gomitar, *goler.



Pero es que pasa en todos los idiomas:
  • en inglés, bird fue bridd hasta el siglo XV; y mucha gente en la actualidad pronuncia comfortable como si fuera *comfterble, y ask como si fuera *aks.
  • en francés, «mosquito» se dice moustique; y la palabra para «queso», fromage, viene del latín formaticum (no hay metátesis en cat. formatge o en it. formaggio, por ejemplo).


En fin, hay que admitir que lo que hoy no es válido puede serlo mañana perfectamente, mal que nos pese a los que intentamos ser correctos al hablar o escribir. Ha pasado en todas las épocas y pasa ahora también: ¿por qué todo el mundo habla de la líbido sexual? Yo siempre he oído y leído libido hasta hace apenas diez años, pero bastó que alguien se confundiera con la pronunciación del adjetivo lívido, que no tiene nada que ver, e hiciera esdrújula la palabra, para que ahora la diga así todo el mundo. Nada me asegura que, dentro de cien años, los diccionarios etimológicos no pongan:

libídine, 1438, o líbido, s. XXI. Tomado del lat. libīdo, -ǐnis, 'deseo', 'apetito desordenado, sensualidad', deriv. de libēre 'gustar'. Palabra llana hasta el s. XX; cambio tónico por influjo del parófono lívido.

Y diréis: menudo tostón nos ha soltado después de tanto tiempo. Pues mira, sí, qué le vamos a hacer, pero es que esto me gusta. ¿No hay a quien le gusta Álex Ubago? Pues eso, que de todo tiene que haber…