domingo, 11 de enero de 2009

La nieve - الثلج

at-tilŷ. Es superior a mí, amigos: me puede mi vocación de servicio público. En mi afán de servir a mis lectores, en mi infatigable empeño diario por ofreceros la información más fidedigna y veraz, anteayer por la mañana decidí plantarme en Barajas a las 9.30 de la mañana, que es donde había que estar en España anteayer por la mañana a las 9.30, tomándole el pulso a la actualidad. Por vosotros lo hice, amigos, por vosotros.


Qué fenomenal gozo cuando, tras embarcar a las 10.30 con dirección a Tenerife Norte, el comandante anunció que debíamos desalojar el avión y el aeropuerto se cerraba. La ocasión era inmejorable para investirme del más genuino espíritu de viajero cabreado patrio, y a eso dediqué mis siguientes 13 horas: a infiltrarme de tapadillo entre las hordas de plebe airada, a mezclarme con ellos, a conocer sus anhelos más íntimos y a exprimir al máximo mi fantástico día en Barajas. Qué gran jornada, amigos. Porque siempre hay quien no se mezcla, quien prefiere quedarse al margen; pero ése no es mi caso, no: resuelto a proporcionaros el relato más completo posible, me afané por conocer todas y cada una de las realidades que estas oportunidades ofrecen:

  • acepté dos cambios de vuelo y comprobé con regocijo que ambos eran cancelados a lo largo de la tarde;
  • vagué por Barajas durante 7 horas sin resultado satisfactorio;
  • bajé a recoger mi maleta a la sala 6: aquello parecía Verdún tras la batalla, con todas las maletas-cadáveres de todos los vuelos cancelados desperdigadas por el piso sin orden ni concierto;
  • encontré la mía y la arrastré hasta dos pisos más arriba, donde los amables empleados de Spanair me proporcionarían un hotel para esa noche y un vuelo para cuando ellos estimaran conveniente: el final parecía cerca;
  • pero al llegar a la Terminal 2, cuando llevaba 45 minutos de cola, vino la policía y nos quitó de ahí: mi cola no valía, porque 10 puestos adelante, una mujer se había colado y la había liado parda, así que tuve que ponerme de nuevo en la cola «buena», que daba la vuelta 3 veces a la terminal;
  • qué contaros de las 2 horas 45 minutos en esta nueva cola arrastrando mis maletas, cómo transmitiros el placer inmenso de sentirte parte de un grupo ultrajado: las televisiones entrevistando, los pasajeros haciendo chistes malos, los pasajeros gritándole a la policía, los pasajeros gritándole a las televisiones, los pasajeros gritándole a los pasajeros en la cola, los pasajeros gritándole a los pasajeros que intentaban colarse: todas ellas emociones buenas para el alma;
  • cuando apenas me quedarían 30 minutos para llegar frente a los mostradores, 2 personas corrían por la terminal y les pregunté adónde iban: acababan de fletar un avión hacia Tenerife Norte y había que facturar ya, que se iba;
  • arriesgándome a quedarme sin hotel tras más de 3 horas de cola y sin saber si el nuevo vuelo sí despegaría, cogí mi maleta y corrí a facturar por segunda vez;
  • de nuevo, el final parecía cerca: embarcamos y… nos tuvieron dentro del avión otra hora y media más, sin saber si al final ese vuelo despegaría: cuando nos pusimos en movimiento, no fue para despegar, sino para ponernos en cola junto a otros 10 aviones y que unas mangueras gigantes quitaran el hielo y la nieve de las alas;
  • por fin, con lágrimas de placer en los ojos tras 2 horas en el avión, sin saber si los flaps funcionarían o no al despegar, abandonamos Europa, con una sonrisa en los labios.

Cuando llegué a Tenerife 13 horas después de la hora prevista, lo hice feliz, descansado, con el bienestar y la satisfacción del trabajo bien hecho, del deber cumplido. Por vosotros, amigos, por vosotros lo hice.

10 comentarios:

Anónimo dijo...

Tremendamente grande,esto ni en España Directo. besosssssssss. Feliz Año Nuevo ¡vuelveeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeee pronto!

José Antonio dijo...

1. Si que te das autobombo, sí

2. Como dijo un clásico: "Eso no es nieve, es mierda blanca"

3. ¿Proyectabas tu voz gritando a las televisiones?

Shinchi dijo...

¡Nieve sobre pozas, agua hasta las corbas!

Alejandra dijo...

Pues ayer me tragué cualquier programa donde se entrevistara a sufridos pasajeros como usted. También por solidaridad y porque me veo en breve sufriendo idénticas penurias.
Y Feliz Año (aunque juraría que esto ya lo he dicho antes)

K dijo...

Hete aquí un pasaje bien escrito. De una cuidadosa selección de verbos, se puede deducir que: 1.Eres un afanao (por cómo te afanaste en tu afán), 2.Eres un vago (por tu vagar terminal) y 3.Eres un arrastrao (de una planta a otra).
No me queda claro por qué los chistes de los pasajeros tenían que ser malos. Y me da curiosidad cómo sucedió la escena de ver a dos personas corriendo por la terminal y tú, con tu careto, deteniéndolas y preguntándoles "¿A dónde se dirigen ustedes?". Que bien pudiera haber sido "Mire, nos estamos cagando, ¡quítese de en medio!". Pero no, tuviste suerte. Todos los...

:o)

Unknown dijo...

A mí me surge una gran duda: ¿qué tesoros llevabas en tu maleta que consiguieron persuadirte de coger otra?

Sí, luego podrías encontrarte en un cuartucho de Tenerife Norte con un simpático Guardia Civl explicándole qué hacía ese alijo en la maleta, pero qué mejor picota para tu apasionante viaje.

P.D.: Proyectarías la voz por todo Barajas, ¿no?

Paul Spleen dijo...

@Paco
Si Barajas me deja, estaré allí para la boda del Enano, que tampoco queda tanto.

@Josechu
Hubo otro sabio que dijo: «No creo que eso sea chocolate…». A lo mejor fue el mismo, vete a saber.

@Melange13
Un placer tenerte por aquí, doctor Ojete. Me ha encantado lo que me has mandado.

@Alejandra
Feliz Año a usted también. ¿Está viviendo ya en la Terminal 2?

@K
Aquella tarde todo era noticia: si me llegan a decir que iban corriendo a evacuar, les habría acompañado gustosamente.

@Agus
Claro, aún me duele el diafragma de tanto hacer fuerza. Y luego también proyecté la voz.

Anónimo dijo...

Gracias por tu afán en encontrar la verdad. Ahora te identifico cuando vi aquellas imágenes del tío con patillas partiéndole la cara a la del mostrador de Spanair...

Alvaro Laguenas dijo...

Dioooooooooos!!
Menudo infierno, no? jejejeje...
Un abrazo Maikel!!

Anónimo dijo...

Pues sí, estuviste en el ojo del huracán, en el centro geométrico de la tormenta perfecta. Aunque tendrías que haber estado el día que colapsó el prat por la huelga a mano armada del personal de tierra. Te habrías vuelto loco.

Yo también tuve mis propias aventuras, pero con la fortuna de mi lado y un iPod mi experiencia fue algo distinta: llegué a Madrid, me cambiaron mi ya inalcanzable Madrid-Londres-Chicago por un Madrid-Chicago en primera, me llevaron a mi hotel, y no me enteré de lo que le pasaba a mi alrededor en los 30 minutos de cola que tuve que hacer porque estaba entretenido oyendo música y porque, sinceramente, los chistes malos me ponen enfermo! ;)


Un abrazo