o metafrastís. En el nombre del Padre, del Hijo y de Ioanis Ikonomu. Amén.Este griego de 44 años, Ιωάννης Οικονόμου, traductor de la Comisión Europea, tiene 14 lenguas de trabajo (inglés, francés, alemán, español, holandés, portugués, sueco, italiano, danés, polaco, húngaro, turco, checo y eslovaco) y se siente cómodo en otras 17, aparte del griego. Échale hilo a la birlocha…
Repetid conmigo: como regla general y casi absoluta, cuando alguien dice hablar 6 idiomas extranjeros, habla sólo 2, y no muy bien. ¿Cuándo se puede decir que alguien habla un idioma? Porque si de poliglosia se trata, la tendencia es al placer morboso de la exageración, a sumarle idiomas a alguien sin tener en cuenta el nivel alcanzado, aunque resulte que sólo sabe decir buenos días y mal pronunciado.
No obstante, en el caso de Ioanis parece que hay cierta verdad. Durante años, se desempeñó como intérprete para la Comisión, con 7 lenguas de trabajo; y después, imagino que tuvo que pasar las 14 pruebas de la Comisión para ser traductor, es decir, traducir a su lengua materna 14 textos especializados en sendos idiomas extranjeros utilizando diccionarios de papel. Seguro que dio gloria verlo aparecer el día del examen, con una cohorte de sirvientes que le transportaban los diccionarios. ¿Cómo, si no, pudo llevar todo ese peso?

Algunas perlas de Ioanis:
- Como de pequeño, en Creta, espiaba a los turistas y le fascinaban los sonidos que emitían, a los 5 años quiso aprender inglés. A los 7, comenzó con alemán, italiano y francés.
- Para cuando llegó al instituto, dicen las crónicas que chapurreaba ya ruso, por aquello del izquierdismo de su juventud, además de turco, para conocer mejor al enemigo
—le costó mucho encontrar una academia en Atenas— y árabe. El caso es que ahora sólo tiene el turco como lengua de trabajo. ¿Exageración morbosa? Me escama mucho, también, cuando alguien dice saber árabe. ¿Qué árabe? ¿Estándar, dialecto? ¿Qué dialecto? ¿De verdad podría interpretar del árabe, por ejemplo? ¿Este hombre tenía ese nivel cuando llegó al instituto? Lo voy a poner en duda, amigos, pero sigamos… - Para el chino, idioma que tampoco es una de sus lenguas de trabajo, se fue a vivir un tiempo a Pekín: se encerró a estudiar y, prácticamente, no salió del piso. Afirma que el chino es muy diferente, pero muy fácil; y que el idioma más difícil de aprender es el húngaro. Dice el bueno de Ioanis que, allí mismo en Pekín, estuvo dando clases de vascuence, pero fue un desastre y sólo recuerda dos o tres palabras.
- El catalán le encanta, pero no ha podido aprenderlo. Al parecer, cuando trató de usarlo en Barcelona, los catalanes le intentaban ayudar hablándole directamente en castellano.
- Afirma que, para aprender un idioma cualquiera, hay que comprometerse con su historia, su gastronomía y con su cultura, por muy hortera o cursi que nos parezca.
Anécdotas que recuerda el gran Ioanis:
- «En una cumbre, Felipe González quiso decir en francés Hoy estoy ante ustedes, pero lo que dijo fue Hoy soy de bambú, porque no pronunció las uves en je suis devant vous. Los intérpretes lo entendimos e hicimos bien la traducción, porque para algo somos profesionales.»
- «En una reunión informal, Zapatero se acercó a Blair para comentarle por encima que qué buen tiempo hacía, pero lo que soltó fue The time is good. Blair se quedó mirándolo, porque no sabía para qué era buen momento.» Aun así, dice Ioanis que nunca criticaría a Zapatero, por haber permitido el matrimonio homosexual, «algo impensable en Grecia o en Polonia», de donde es su novio.