martes, 22 de septiembre de 2009

La física - الفيزياء

al-fīziyā’. Cómo es la Física, ¿verdad, amigos? Ya sabéis que a mi consultorio particular llegan cada día cientos de cartas de todas partes del mundo. En ellas, los lectores del blog me participan sus dudas e incertidumbres, sus fobias y anhelos; me cuentan lo difícil que es ser un paladín del pensamiento escéptico y lo que les cuesta no dejarse engañar. Veamos lo que dice una de nuestras lectoras, escogida al azar: Hola, amigo Pol, me llamo Eleni y soy griega. Tengo unas curvas de aúpa y, todas las noches, te imagino desnudo. Verás, lo que me ocurre es lo siguiente: cada día se me hace más cuesta arriba analizar todo lo que observo. Sí, amigo Pol, siento que me engañan, que mi mente se ensucia. ¿Qué puedo hacer? Querida amiga: usa la Física. ¡Amigos, usadla sin complejos! ¿Queréis un ejemplo? Aquí lo tenéis.



En primer lugar, mirad este vídeo (paciencia, porque el vídeo en sí empieza a los 31 segundos):


Dejando a un lado la dudosa necesidad que había de destrozar una gran canción, tenemos a un pobre joven del que todos desconfían por ser negro. En un momento dado, al doblar una esquina, echa a correr como alma que lleva el Diablo, molestando a todo quisque y empujando a los transeúntes. Sin embargo, al final, cuando ya pensábamos que es más malo que la quina, resulta que no, que lo había hecho porque, al otro lado de la manzana, unos ladrillos iban a caerle encima a una chica y quería salvarla. Sí, amigos, a mí también me llega el dulce olor de la demagogia y la simplonería, pero vayamos al grano: ¿se puede saber desde qué altura caían los dichosos ladrillos, para que al tío le haya dado tiempo a llegar desde la otra punta de la manzana? Veamos.



¿Qué ha tardado en llegar de una punta a otra de la calle?
  • Sabemos que la manzana media tiene unos 60 m de longitud.
  • Seamos generosos y pensemos —que ya es ser generoso— que este tío es el mismísimo Usain Bolt, capaz de hacerse los 100 m en 9,58 s sin apenas despeinarse.
  • Seamos más generosos todavía y pensemos que los choques con los transeúntes no han perturbado su carrera.
100 m en 9,58 s
60 m en x s

x = (60 · 9,58) / 100
x = 5,748 s

El pavo se habría cruzado la manzana en 5,748 s. Tendremos que creerlo.




¿A qué velocidad caían los ladrillos, para que le haya dado tiempo a llegar en 5,748 s?
  • Pongamos que los ladrillos estaban en reposo (vα, o sea, 0 m/s) justo en el momento en el que el mangurrián empieza la carrera, y 5,848 s más tarde, una décima de segundo después de que el joven salve a la chica, llegan al suelo a una velocidad (vω) que aún no conocemos.
  • Sabemos que, aunque es distinta según donde nos encontremos, la gravedad de la Tierra implica que, por término medio, todo cuerpo que cae sufre una aceleración de unos 9,8 m/s², independientemente de su masa.
vω = gravedad · tiempo
vω = 9,8 m/s² · 5,848 s
vω = 57,3104 m/s

O sea, que al caer al suelo, los ladrillos iban a 57,3104 m/s. Ahora que ya sabemos la velocidad inicial (vα) y la velocidad final (vω), podemos sacar la velocidad media de la caída de los ladrillos.

vmedia = (vα + vω) / 2
vmedia = (0 m/s + 57,3104 m/s) / 2
vmedia = 28,6552 m/s

Así que la velocidad media de la caída fue de 28,6552 m/s durante los 5,848 s. El resto ya es pan comido, y definitivo para comprobar empíricamente que nos están engañando, amigos.




¿Desde qué altura tendrían que caer los ladrillos para que al Usain del vídeo le hubiese dado tiempo a llegar?
  • Si sabemos cuál fue la velocidad media de la caída y cuánto duró, podemos sacar el espacio recorrido por los ladrillos, es decir, la altura (h) desde la que cayeron.
h = velocidad · tiempo
h = 28,6552 m/s · 5,848 s
h = 176,5756096 m

¡Tachán! Cabe recordar que la torre de la Catedral de Murcia, con todo lo alta que es, mide 98 m con la veleta. Y resulta que, cuando el tío del vídeo vio que los ladrillos iban a caer, estaban a más de 176 m de altura… ¡Que nosotros no somos tontos, hombre! Ay…




Conclusión

Ante la imposibilidad física de que alguien vea unos ladrillos que caen desde 176 m de altura, ante la imposibilidad física de que reaccione en 0 segundos y tarde menos de 6 en llegar al lugar, la única conclusión que saco es que el negro en cuestión, muy posiblemente, sí era una malísima persona. Los pacíficos ciudadanos que pululaban por esa calle hacían muy bien en evitarlo, porque su única intención era salir corriendo y empujarles, molestarles y tirarles las bandejas. Encima, por si eso fuera poco, a modo de gran colofón del mal, se abalanza sobre una pobre chica que hablaba tranquilamente por el móvil, Dios sabe con qué intenciones libidinosas. Lo de los ladrillos fue pura chiripa. El que ha hecho este vídeo es un imbécil. Quod erat demonstrandum.

miércoles, 9 de septiembre de 2009

El olvido - النسيان


an-nisyān. Venga, confesadlo: no estáis acostumbrados a madrugar, ¿verdad? ¿A que, cuando lo hacéis, os sentís mal, se os pitufa la voz y os pica el orto? Tranquilos, nos pasa a todos. Pero la cosa tiene más inri: cuando uno decide mandar al garete su ritmo circadiano y devenir noctívago, además, desarrolla poderes sorprendentes. Sin ir más lejos, yo mismo: amigas, amigos, tengo un superpoder que consiste en lo siguiente:

  • coger el teléfono cuando alguien me llama por la mañana temprano;
  • mantener una conversación normal y perfectamente lúcida, sin que la voz delate para nada mi anterior estado catatónico; y,
  • nada más colgar, olvidar al instante todo lo hablado y seguir durmiendo.
Se han dado casos, vamos… Si eso no es un superpoder, que baje Dios y lo vea.


Y es que olvidar está feo. Más, si cabe, si lo que se olvidan son palabras españolas bonitas. Eso debió pensar Luis Hernández Alfonso al dedicar su vida a recopilar más de 3.500 palabras españolas en desuso que merecía la pena conservar. Os conmino y exhorto a utilizarlas, a partir de ahora, en vuestra vida diaria.

mador
Sudor ligero que cubre el cuerpo, sin llegar a formar gotas.
Ej.: En verano, los murcianos nos despertamos envueltos en un agradable mador, fragante como él solo.
¿A que siempre habíais querido saber cómo se decía eso?
fárfara
Telilla que recubre interiormente la cáscara de los huevos de ave.
¿Quién no se ha comido un huevo duro y ha desprendido esa telilla junto con la cáscara? Pues ya sabéis cómo se llama. Además, menudo nombre chulo: nada menos que una palabra esdrújula con dos efes…
luquete
Rodaja de limón o naranja que se pone en una bebida para darle sabor.
Ej.: Joven amable que estás sirviendo detrás de esta barra, ¿te importa echarme un luquete, por favor?
Ya sabéis lo que tenéis que decir en los bares a partir de ahora: que os echen un buen luquete.
fucilazo
Relámpago sin trueno en el horizonte.
Si no habéis visto nunca un fucilazo, estáis tardando en apostaros en una playa para mirar al horizonte. Tremendo.
adarce
Costra salina que deja el agua del mar sobre los objetos que moja.
Ej.: Disculpe, señorita de buen ver que acaba de salir del agua, ¿le importa si le lamo el adarce?
Un poco de romanticismo nunca está de más.
calandria
Persona que se finge enferma para que la mantengan en el hospital.
De esto podrían dar fe los medicastros y sacapotras que nos leen.
ciclán
Que sólo tiene un testículo.
Ej.: ¡Échale huevo, Penev, que estás hecho un ciclán!
¿Cómo olvidar a este mítico jugador?

Y, para terminar, una ráfaga:

bagasa, cellenca, coja, farota, gabasa, gorrona, lea, mozcorra, peliforra, tusona
Puta.

Vía Bootheando, un magnífico blog de interpretación.
Calandria aparece por cortesía de Paloma, alias «Lazarilla».